Virgen del Rocío
La Virgen
del Rocío,
también conocida por otras denominaciones, como "Blanca Paloma"
o "La Reina de las Marismas" es una advocación
mariana que
se venera en la ermita
de El Rocío en Almonte(Huelva).
La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, conocida internacionalmente y que congrega cada año a más de un millón de personas.
La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, conocida internacionalmente y que congrega cada año a más de un millón de personas.
Origen histórico , La Ermita
El
lugar que hoy conocemos como el Rocío, da nombre no sólo a la
Virgen, sino a una aldea y a un territorio concreto que no siempre se
llamó así. La zona donde se erige el Santuario estuvo poblada en
otras épocas; yacimientos y restos arqueológicos así lo
demuestran: paleolítico, tartessos, romanos, visigodos y árabes.
Alfonso X "El Sabio" conquista esta tierra a los árabes,
cuya jurisdicción pertenecía al reino de Taifa de Niebla. En 1.582,
el Concejo de Almonte adquiere las tierras denominadas Madre de las
Marismas, junto a la ermita. A escasa distancia de ésta existían
dos grandes cazaderos reales: Lomo de Grullo y la Rocina
Toda
esta tierra señorial, donde se enclava la Ermita, estaba atravesada
por caminos muy transitados que se cruzan a escasos metros de ésta,
convirtiéndola en lugar de encrucijada que será vital para que se
propague con facilidad la devoción a la Blanca Paloma.
La
primera Ermita fue levantada aproximadamente hacia los años 1295 -
1300 por Alfonso X. Tenía diez varas de larga y estaba orientada al
sur, era de un sencillo mudéjar, con techumbre de madera a dos aguas
y compás. A lo largo de la historia esta Ermita sufre ampliaciones y
reformas importantes, no obstante permanece levantada hasta mediados
del siglo XVIII en el terremoto de Lisboa (1.775) casi la destruye.
En
1.760 se bendice un nuevo Santuario con mayor dimensión y distinta
planta orientado de Este a Oeste, inspirado también en el mudéjar
con algunos elementos barrocos en su fachada y en su espléndido
retablo atribuido a Cayetano d'Acosta.

En
1915 se cambió la techumbre y se modificaron algunas dependencias y
en los años cuarenta se decoró ala fachada con azulejos. Esta
ermita era de pequeñas dimensiones y en su interior, al fondo, se
encontraba el antiguo retablo del siglo XVIII , destacando en su
hornacina central la imagen de Ntra. Sra., protegida por un cristal.
Por
fin la urgente necesidad de levantar un nuevo Santuario en el Rocío
recibió el impulso definitivo del primer obispo de Huelva, monseñor
Cantero Cuadrado según nos contaba Infante Galán al tratar de los
Santuarios que han albergado a la Virgen del Rocío.
Monseñor
Cantero manifestó su deseo de que Ntra. Sra. tuviera un nuevo
templo, en la Misa de Medio Pontifical, celebrada en la Parroquia del
Rocío de la barriada de Isla Chica de Huelva, con estas palabras:
"
... Y es llegada la hora de ofrecer a la Blanca Paloma un Templo más
digno y en consonancia con la devoción rociera; que sea como un
cortijo andaluz, con su cal, sus colores blancos y con la riqueza
sencilla necesaria y conveniente para su culto y para la agradable
estancia de cuantos acudan a implorarlos favores de la Santísima
Virgen. ... "
La
idea encontró ambiente propicio en pueblo almonteño, y en cabildo
general celebrado por la Pontificia y Real Hermandad Matriz de
Almonte el 31 de julio de 1961 se acordó levantar un nuevo y más
amplio santuario a la Virgen.
Se
convocó un concurso de anteproyectos, del cual salió elegido con el
asesoramiento de un grupo de arquitectos, el anteproyecto presentado
por los señores Balbontin de Orta y Delgado Roig.

La
Virgen fue traída a Almonte el 16 de junio de 1963. El 18 de Julio
del mismo año a las diez de la mañana, oficiaba la última misa en
el altar mayor del santuario Don Francisco Guevara Sánchez el
inolvidable capellán de la virgen. Momento después de acabada la
misa comenzaron los trabajos para desmontar el retablo.
El
31 de Julio se derribó la pared del camarín. La primera piedra de
la nueva iglesia basílica fue solemnemente bendecida y colocada por
monseñor Cantero Cuadrado, primer obispo de Huelva con asistencia de
las primeras autoridades regionales, el domingo 26 de enero de 1964 a
las cinco de la tarde.
La
solería fue donada por la Hdad. de Triana y la puerta metálica de
entrada, por el Sr. Martín Cambra Quintero, que fue hermano Mayor de
la hdad. de Huelva.
Mientras
duraron los trabajos del nuevo templo, la Virgen fue situada en una
pequeña capilla provisional, que se levantó en la parte izquierda
de la fachada, esquina al Real. Su constructor fue el vecino de
Almonte D. Isabelino Báñez Huelva.
La
Hdad. Matriz solicita al Exmo. Ayuntamiento de Almonte, en carta de
fecha 31 de octubre de 1962, una aportación económica. El
ayuntamiento colabora en la construcción con un millón de pesetas,
distribuidas entre 1962 y 1967.
Los
actos de inauguración, previstos para los días 15 y 16 de marzo,
tuvieron que ser suspendidos debido a las fuertes lluvias que dejaron
la Aldea intransitable.
LEYENDA
El
Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos
más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con
otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la
Hermandad Matriz de 1758:
«Entrado
el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que había
salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en
el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían
impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y
silvestres fieras), advirtió en la vehemencia del ladrido de los
perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a
aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa
de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de
aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las
zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los
ardores del original delito; miró una Imagen de la Reina de los
Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol.
Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino
entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún
para la imaginación más libertina.
Hallazgo
tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda
ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa
de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus
hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su
intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de
aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos,
se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y
se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio
donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte
y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y
el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y
modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no
obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia
de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.
Poseídos
de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la
pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en
aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña
ermita de diez varas de largo, y se construyó el altar para colocar
la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese
de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las
Rocinas».

ROMERÍA DEL ROCÍO
La romería del Rocío es una de las romerías más famosas y multitudinarias que existen. Cuenta con más de 100 hermandades (107 en 2008 y 110 en 2012),1 y entre las personas ilustres que han visitado la aldea del Rocío se encuentra el difunto Papa Juan Pablo II el 14 de junio de 1993.

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.
El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653[cita requerida], hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.
El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653[cita requerida], hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.
En
junio de 1919 la
Virgen del Rocío es coronada por el cardenal
de Sevilla[cita requerida].
En 1959 se
abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la
expansión del peregrinaje, pasando en la década de los 70 de ser
una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento
hasta nuestros días.

Tras recorrer en romería, a pie, a caballo, en carretas, carros engalanados en coches de caballos o en «charrets», el camino, el cual pasa en parte por el parque de Doñana, una inmensa multitud de devotos llegan a las puertas de la ermita, donde los almonteños la noche del domingo al lunes de Pentecostes, realizan lo que popularmente llaman «el salto de la reja». A continuación, los almonteños sacan a la Virgen que llaman «Blanca Paloma» en procesión y la llevan en hombros por la aldea. El trayecto recorre las distintas hermandades desde donde los sacerdotes le rezan la Salve, acompañados por el pueblo rociero.
La
salida de la Virgen del Rocío en la madrugada del lunes de
Pentecostés se realiza tras acabar el rezo del Santo
Rosario que
comienza a medianoche, pasando todos los simpecados por delante de la
ermita hasta que llega el de la hermandad matriz de Almonte, que
entra en la ermita y debe llegar al presbiterio, siendo en ese
instante cuando se produce el salto de la reja. La Virgen se
encuentra en unas parihuelas en el presbiterio. Por todo esto, nunca
puede predecirse con exactitud la hora de salida de la Virgen.

TRASLADOS A ALMONTE
Los
traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen
desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a tres leguas del
pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como
epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la
Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la
parroquia de la villa, donde se le celebraban cultos y misa, para ser
devuelta después a la ermita del Rocío.

El
primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607,
donde un se cuenta el traslado de la Virgen hasta el pueblo de
Almonte por "sequía", el día 21 de abril de 1607.
La Virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes del año 1607,
sin embargo hoy en día no existen documentos escritos sobre estos
traslados.
Posteriormente
la Virgen del Rocío ha regresado en nuemerosas ocasiones a Almonte.
Cabe destacar un año, en el que llegó a ser trasladada en tres
ocasiones. Este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido
en un documento.
LOS EXORNOS DE LAS CALLES
Sobre
los primeros documentos de los traslados a Almonte, no existen
ninguno que mencione el exornos en las calles de Almonte para recibir
a la Virgen del Rocío.
En
el siglo
XVIII se
habla de recibir a la Virgen ya en el Chaparral por el clero, con
palio, capa pluvial y cruz parroquial donde dice instalarse unos
bancos, alfombras y candelabros; no se dan más
detalles[cita requerida].
Los
primeros documentos sobre los exornos de las calles, se hace presente
en el año 1855,
cuando el Ayuntamiento se preocupa de dar mayor solemnidad a los
traslados diciendo "por
ser cosas que no solamente se da culto a la madre de Dios, sino
también lustre y honra a este pueblo y al Ayuntamiento que lo
representa".[cita requerida] En
otro acta de 1887 [cita requerida]se
habla de pagar la construcción y adornos de dos arcos de triunfo,
uno en la calle Pescadería (hoy venida de la Virgen) y otro en la
calle del Cerro cuyas cuantías ascendían a 25 y 12 ptas.
respectivamente.

En
la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de
artes hechas por los vecinos de Almonte,
se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que
representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de
los más variados estilos arquitectónicos que va desde el gótico al
barroco, aderezados con la impronta del gusto popular. Evolución de
los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con
romeros, telas blancas y encajes.
Estas
auténticas catedrales efímeras son ejecutadas por artistas locales
y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para
recibir a la imagen.

LA TRADICIÓN DE LOS 7 AÑOS
A
mediados del siglo
XX,
el pueblo de Almonte decide
que cada siete años la Virgen del Rocío visite a su pueblo. Se
trata, pues, de una tradición relativamente reciente, que data del
año 1949.
Cuando
surge esta nueva tradición de los siete años, la virgen es
trasladada en agosto en fechas del conocido Rocío
chico.
Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el
polvo que se levanta no dañe su estructura. Los adornos del paso es
tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas
popularmente como "las abuelas almonteñas". El camino de
ida es nocturno, está salpicado de hogueras y se hace campo
a través por
sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el
mismo itinerario.
Al
llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima, para ser
bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”. Allí,
las camaristas de la Virgen son las encargadas de quitarle el
"pañito" que cubre su cara y posteriormente el guardapolvo
que cubre toda la imagen en el camino. La tradición manda que el
velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del
día ilumine el rostro de la Virgen. En ese momento cientos de
trabucos y escopetas disparan salvas en honor de la Virgen.
En
Almonte permanece nueve meses; dos semanas antes de la romería del
Rocío, la Virgen sale, vestida de reina, en procesión por el pueblo
de Almonte. Una semana después, es vestida de pastora y se traslada
de nuevo a la aldea del Rocío, donde una semana después se celebra
la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío.

CAMINO
En
la actualidad son más del centenar las hermandades tanto de España
como del extranjero afiliadas a la hermandad matriz de Almonte.
Principalmente son de localidades de las provincias
de Cádiz, Sevilla y Huelva,
aunque hay presencia de todos puntos de España,
como Toledo, Granada, Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta.
Muchos otros devotos españoles y extranjeros acuden
en peregrinación por
su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades para hacer el
camino.
El
llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su
punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí
todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.

Para
hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas
especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás
del Simpecado,
símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan
en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad
como su devoción por la Virgen.
El
canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas
las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central
de las letras de muchas de las sevillanas que
alegran a los peregrinos.
Son
especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones
del camino, y la Salve que
cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a
descansar para continuar la marcha al día siguiente.
PROCESIÓN
El
lunes de Pentecostés de
cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea,
portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la
peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta
a sus respectivos puntos de partida.

Distintos
actos del camino y la procesión se han hecho muy populares, como el
paso de las hermandades por el Río
de Quema,
la presentación de todas las congregaciones ante la hermandad matriz
ya en la aldea o el salto de la reja por parte de los almonteños
para sacar la Virgen en procesión.
ROCÍO CHICO
Anualmente,
en el mes de agosto se celebra el llamado Rocío Chico. Se trata de
una romería similar a la del mes de mayo, aunque de dimensiones
mucho más pequeñas, en cumplimiento del voto de acción de gracias
que el pueblo de Almonte hizo en 1812,
durante la invasión napoleónica, cuando la Virgen del Rocío los
libró de una sangrienta tragedia que iban a perpetrar las tropas
francesas en el pueblo.