Su construcción corresponde a dos etapas diferentes, comenzándose a construir la primitiva iglesia a finales del siglo XIV y finalizándose durante la primera mitad del XVI. De este periodo se conserva la cabecera, con bóvedas de crucería, de las que sobresale especialmente la del crucero, que es de terceletes con prolongación estrellada hacia el ábside y que posee las particularidades dentro de las normas generales en las iglesias hispalenses de tener el ábside central rectangular y dos capillas a modo de absidiolas en las cabeceras de las naves laterales. Asimismo, durante el siglo XV se levantó la torre hasta el cuerpo de campanas.
Las puertas laterales corresponden a este periodo, no obstante hemos de reseñar que la puerta de acceso principal en aquel tiempo se encontraba al oeste, donde hoy se encuentra el coro, ya que lo habitual es que el ingreso al templo se situara a los pies de éste.
El resto del edificio fue destruido en el terremoto de Lisboa de 1755. Su reconstrucción se llevó a cabo por los arquitectos Pedro de San Martín, Tomás Zambrano y Pedro de Silva. De las naves reconstruidas, la central se cubre con techumbre de madera lisa y las laterales con bóvedas de arista, separándolas arcos rebajados. Las capillas anexas en el lado derecho deben ser de finales del siglo XVIII.
En 1925 los albaceas del testamento de Pilar García Desmaissieres encargan al arquitecto Juan Talavera una capilla, ésta, de estilo neogótico, planta cuadrada y cubierta de alfarje, se construye a los pies de la nave del Evangelio y posee un pequeño retablo renacentista de 1599 traído de Igualada.
Patrimonio
El retablo mayor, de grandes dimensiones, pertenece al estilo barroco. Fue ejecutado entre 1725 y 1734 por el escultor y retablista Bartolomé García de Santiago, discípulo de Francisco Antonio Gijón y dorado en 1763 por el maestro dorador Francisco López, vecino de la villa de La Algaba. Asimismo en 1792 fue restaurado por Francisco de Acosta, quien probablemente realizó la hornacina del remate.
Se divide en tres cuerpos superpuestos de forma horizontal y a su vez, fraccionados estos, en tres calles verticales separadas por estípites. Las dos calles laterales son de menor anchura y la central alberga el camarín que contiene la imagen titular del templo, Ntra. Sra. de las Nieves, realizada en el siglo XVII, si bien, sigue un modelo iconográfico del siglo XVI, que preside el altar mayor. Se trata de una imagen mariana en actitud sedente que sostiene sobre sus rodillas al Divino Infante y que presenta como elementos añadidos una corona y un cetro en latón con baño de alpaca.
La acompañan en el retablo las imágenes de San Bartolomé, San Pedro, San Fernando, San Juan Bautista y San Sebastián, cada una de diversos estilos y procedencias, siendo las más antiguas del siglo XVI, pertenecientes al desaparecido convento de San Francisco de la localidad.
Otros retablos que alberga el templo son el dedicado a Santa Marta, de estilo neoclásico, con tres calles, columnas de fuste liso y capiteles corintios que imitan mármoles jaspeados, con esculturas de gran calidad, una de las cuales, de finales del siglo XVI y principios del XVII, representa a la titular y otras posteriores que encarnan a San Antonio de Padua, Santo Domingo, la Virgen del Carmen y San Sebastián. Retablo siglo XIX, con imágenes de San Antonio y Santa Rita. Retablo moderno de una capilla lateral en el que se hallan las esculturas de San Benito y San Andrés, obras del siglo XVIII. Retablo en la cabecera en la parte derecha, barroco, de finales del siglo XVII, con una gran hornacina con un Crucificado, la Dolorosa y San Juan, todos de la época de construcción del retablo. En los laterales se encuentran San Francisco de Asís y San Isidoro Labrador y en el remate San Miguel y el retablo dedicado a San José.
En el muro de la nave había una lápida que hace referencia a la antigua capilla de San Bartolomé, probablemente desaparecida durante el terremoto de Lisboa.
Todo el perímetro de sus muros está decorado por pinturas, algunas de magnífica calidad, del siglo XVIII.
La iglesia alberga diversas tallas, de destacado mérito, como la del Cristo de la Estrella, procedente del convento que poseyeron los padres franciscanos en esta villa y el Ecce Homo en busto, de finales del siglo XVII.
A los pies de la iglesia se encuentra una sillería de coro de madera tallada, de fines del siglo XVIII, sobre ella, en alto, el órgano cuya caja fue realizada en 1779 por Francisco de Acosta y su instrumento musical por Francisco de Molino.
Su orfebrería es bastante rica y numerosa, siendo algunos elementos labrados por Francisco de Alfaro.